OS comparto esta apasionante intervención de Mons. Barron, ayer 18 de febrero 2025:
«Mi profunda convicción es que no puede haber un verdadero desarrollo político y económico sin alguna referencia al bien supremo. No se puede contar la historia de la civilización occidental sin alguna referencia a Dios».
«Cuando se tiene una conciencia aguda del infinito bien incondicionado, se espolea hacia logros cada vez mayores de justicia, belleza, ciencia y verdad. El santo anhelo de Dios es como el irritante en la ostra alrededor del cual se crea la perla».
Conferencia del obispo Robert Barron en el ARC 2025, 18 febrero 2025.
1.- Resumen e ideas principales.
2.- Video original de la conferencia
3.- Traducción al español
Argumenta que el verdadero desarrollo político y económico no puede lograrse sin referencia a Dios. La civilización occidental se construyó sobre la base de la fe y cuando Dios es apartado las sociedades colapsan en sí mismas.
1. La Naturaleza del Alma Humana
La conciencia humana tiene un dinamismo hacia lo infinito.
Cuando este impulso se frustra, la sociedad se estanca y se destruye.
Usa la imagen de Satanás en el Infierno de Dante, atrapado en hielo, para ilustrar cómo una sociedad sin Dios queda paralizada en su propio egoísmo.
2. La Búsqueda de la Verdad, el Bien y la Belleza
La mente busca la verdad, pero nunca se satisface con verdades parciales; quiere la Verdad absoluta (Dios).
La voluntad busca la justicia, pero siempre anhela más justicia, lo que indica que su fin último es la Justicia misma (Dios).
El alma busca la belleza, pero ninguna belleza terrenal la satisface plenamente, ya que está hecha para la Belleza en su forma suprema (Dios).
3. La Relación entre Dios y la Política
Cuando la sociedad reconoce a Dios, los gobernantes están bajo su juicio moral y no pueden convertirse en dictadores.
Cuando se ignora a Dios, el poder se absolutiza y la política se convierte en una forma de idolatría, como ocurrió en muchas culturas antiguas que divinizaron a sus líderes.
La Biblia, a diferencia de otros textos antiguos, desmitifica a los gobernantes, mostrando incluso a grandes reyes, como David, con sus pecados.
4. Dios Impulsa el Progreso y la Cultura
La fe en Dios no limita el desarrollo humano, sino que lo impulsa a mayores logros en ciencia, arte y justicia.
Cita a grandes figuras como Newton, Bach, Dante y Gandhi, quienes tenían un fuerte sentido de Dios y lograron grandes avances en sus campos.
Explica cómo la Praga comunista sufrió un estancamiento cultural cuando la fe fue erradicada.
5. Un Llamado a la Renovación Espiritual
Recuerda el viaje de Juan Pablo II a Polonia en 1979, donde el pueblo gritó “¡Queremos a Dios!”, dando inicio a la caída del comunismo en Europa del Este.
Aunque la religión en Occidente parece estar en declive, percibe que los jóvenes buscan nuevamente a Dios, pues reconocen que Él es la clave para su realización personal y el bienestar de la sociedad.
Conclusión
El mensaje central del discurso es que Dios es indispensable para el florecimiento humano y social. Sin Él, las sociedades se destruyen en su egoísmo, pero con Él, pueden alcanzar logros cada vez más altos en justicia, belleza y verdad.
2.-
3.- (Presentacion).
Tuve el privilegio de estar aquí el año pasado en la primera conferencia de Arc, y estoy encantado de estar aquí para esta segunda. Sé que tengo 13 minutos para hablarles sobre Dios, y lo voy a hacer.
Ha habido mucha conversación, y habrá más en esta conferencia, sobre el desarrollo económico, el desarrollo político, y demás. Yo estoy aquí como obispo de la Iglesia Católica para hablarles sobre Dios, porque mi profunda convicción es que no puede haber un verdadero desarrollo político y económico sin alguna referencia al summum bonum, al bien supremo.
No se puede contar la historia de la civilización occidental sin referencia a Dios.
Mi tesis es que, cuando Dios es apartado, marginado o olvidado, las sociedades tienden a colapsar sobre sí mismas y a implosionar. Si queremos un progreso real, y no solo uno superficial, debemos hacer referencia a Dios.
Voy a argumentar esto de manera breve, comenzando con la estructura de la conciencia humana, lo que los medievales llamarían el alma.
El alma tiene un dinamismo, según los grandes doctores medievales, un dinamismo hacia lo infinito. Todo en nosotros, espiritualmente hablando, está orientado hacia arriba y hacia afuera, hacia lo infinito.
Cuando este dinamismo es frustrado, aparecen los problemas.
Les daré una gran imagen para esto: miren la Divina Comedia de Dante.
Satanás no está rodeado de llamas; más bien, está atrapado en hielo.
En la gran imagen de Dante, Satanás tiene estas enormes alas (pues alguna vez fue un ángel), y las bate, porque están hechas para volar. Pero está atrapado en el hielo de su propia autosuficiencia y resentimiento.
¿El resultado? El aleteo de sus alas sobre el hielo solo hace que el ambiente del infierno sea aún más frío.
Ahora, permítanme sugerirles que esa es una excelente imagen de una cultura que ha colapsado sobre sí misma. Está hecha para volar hacia lo alto y hacia afuera, hacia lo infinito, pero en cambio está atrapada en el hielo de su propia autosuficiencia.
Como mencioné, para los medievales el alma tiene un dinamismo.
Miremos primero este dinamismo en términos de la mente.
La mente busca la verdad.
Busca lo que es verdadero, y lo encuentra.
Piensen en los magníficos logros de la ciencia moderna, en los logros de la filosofía.Pero la mente solo queda satisfecha por un breve período.
Cuando conoce una verdad, surgen diez nuevas preguntas.
Cuando responde esas diez preguntas, aparecen cien más.
Tomás de Aquino llamaba a la mente intellectus agens, el intelecto activo, que busca siempre más, más, más.
¿Por qué?
Porque, finalmente, lo que la mente quiere no es solo una verdad particular, ni siquiera un conjunto de verdades particulares.Lo que la mente quiere es la Verdad misma.
Quiere la Verdad en su forma absoluta e incondicionada.
Lo mismo ocurre con la voluntad.
La voluntad busca el bien.
Y lo encuentra en grandes actos de moralidad, en grandes actos de justicia.
Si hablamos de política y estructuras sociales, podemos lograr actos particulares de justicia, y la voluntad se satisface… pero solo por un momento.
Porque quiere más justicia.
Quiere una justicia mayor.
Quiere el bien más alto, y lo sigue buscando.
Porque, finalmente, la voluntad no está orientada a un bien particular, sino al Bien mismo.
Lo mismo ocurre con el deseo del alma por la belleza.
Todos anhelamos la belleza.
La buscamos, nos alegramos cuando la encontramos, queremos crearla.
Pero la belleza particular solo satisface por un tiempo.
Y luego queremos más belleza.
Queremos una belleza más profunda, más elevada.
Porque, finalmente, lo que el alma busca es la Belleza en su forma incondicionada.
Esto ya lo sabían los antiguos filósofos.
Vayan al Banquete de Platón.
En ese diálogo, Diótima explica cómo un rostro bello o una figura hermosa nos cautivan.
Pero luego dice que, por un impulso inevitable, buscamos formas cada vez más altas de belleza, hasta que, finalmente, nos volvemos hacia el "mar abierto" de la Belleza misma.
Esa es la misma idea que encontramos en la Biblia: "Solo en Dios descansará mi alma."
Es la misma idea de San Agustín: "Señor, nos hiciste para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti."
Ese es el dinamismo del alma:Una orientación hacia lo alto y hacia afuera, hacia Dios.
1. ¿Qué sucede cuando olvidamos esto?
Cuando tienes conciencia del Bien infinito, de la Justicia infinita, de Dios, todo lo que logramos en este mundo está bajo su juicio.
En muchas culturas antiguas, se divinizaba a los gobernantes.
Incluso en la Roma antigua, Julio César fue convertido en "Divo César", el César divino. Su hijo adoptivo se llamó "hijo del dios".
Pero la Biblia hizo exactamente lo contrario.
No divinizó a los líderes, sino que expuso sus fallas y pecados. Los reyes de Israel eran juzgados bajo la mirada de Dios, incluso el gran rey David, quien es presentado como un asesino y un adúltero.
Por eso, en mi país (EE.UU.), en el Juramento a la Bandera decimos:
"Una nación bajo Dios".
Algunos creen que esa frase fue agregada en los años 50 solo como un eslogan religioso, pero no lo es.
Es lo más esencial de nuestro juramento.
Porque si no somos una nación bajo Dios, nos volvemos egocéntricos y abrimos la puerta al totalitarismo.
2. ¿Qué sucede cuando recordamos a Dios?
Cuando tenemos una conciencia clara del Bien infinito, nos impulsa a mayores logros.
Nos impulsa a una justicia más grande.
Nos impulsa a una belleza más profunda.
Nos impulsa a un mayor conocimiento.
Pensemos en Santo Tomás, Newton, Bach, Mozart, Gandhi, Teresa de Calcuta.Todos tenían algo en común: un fuerte sentido de Dios.
Porque Dios impulsa el espíritu humano.
3. ¿Queremos a Dios?
En 1979, Juan Pablo II fue a Varsovia.
Frente a un millón de personas, habló sobre la dignidad humana y la redención.
Entonces, la multitud comenzó a gritar:
"¡Queremos a Dios! ¡Queremos a Dios! ¡Queremos a Dios!"
Durante 15 minutos, un millón de personas lo repitieron.Y así comenzó la revolución que derribó el comunismo.
Hoy, vemos un declive en la religión en Occidente, pero veo jóvenes clamando lo mismo: "Queremos a Dios."
Porque saben que Él es la clave para su plenitud personal y el florecimiento de la sociedad.
¡Dios os bendiga!
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